Las infidelidades son una de las razones más habituales en los procesos de divorcio o separación de las parejas. Y también uno de los motivos por los que más personas se ponen en contacto con un detective privado. Tener una aventura esporádica o una aventura más o menos estable con un tercero suelen terminar incluso con las relaciones más estables y consistentes. Un campo que durante mucho tiempo fue casi exclusivo de los hombres, pero al que cada vez se están incorporando más mujeres, significando ya el 30% del total de casos.
Según los datos de un estudio de una conocida plataforma de citas por Internet destinada a personas casadas que buscan una relación extramatrimonial, la edad media de los posibles infieles se ubica en torno a los 35 años en el caso de los hombres y a los 37 en las mujeres. Además, los datos muestran que el 73% tienen hijos y el 27% han alcanzado estudios universitarios. La infidelidad suele producirse, según ha reconocido el 41% de los encuestados, al menos una vez a la semana y suele comenzar entre los 2 y 4 años después de haber contraído matrimonio. Para saber si nuestra pareja forma parte de alguna de estas estadísticas, nada mejor que contratar los servicios de una agencia de investigación privada.
Puede que no resulte fácil hablar con alguien de tus problemas conyugales y de una posible infidelidad. Pero un investigador privado es, primero, una persona que ha podido tener alguna vez los mismos problemas que quien ahora está sentado frente a él para contratar sus servicios. Por eso, suele ser bastante comprensivo con todas las situaciones. Y segundo, es un profesional discreto dispuesto a desarrollar su labor de seguimiento y búsqueda de evidencias con un objetivo fundamental y prioritario, ayudar a su cliente a resolver su problema creando un importante vínculo de confianza entre ambos.
El caso de infidelidad puede resultar bastante evidente y que la persona engañada tenga suficientes indicios del engaño o que simplemente tenga algunas sospechas de esa relación extraconyugal, pero para tomar cualquier tipo de medida, dado que casi con toda seguridad la parte implicada tenderá a negarlo, necesitará una prueba gráfica de la relación de su pareja con esa tercera persona. Y es ahí donde entra la labor de un detective privado. A través de un exhaustivo seguimiento, obtendrá las pruebas necesarias para que su cliente pueda enfrentarse a su pareja con la certeza de que ya le resultará imposible negar la evidencia.
Los indicios más comunes que una agencia de investigación privada le pedirá que busque en su pareja para darse cuenta de si le está siendo infiel son los cambios de imagen, con un mayor cuidado de su aspecto físico; cambios en su actitud sexual, con muestras de cansancio, falta o pérdida de apetito sexual y excusas para no tener relaciones íntimas; excusas sobre la necesidad de tener más tiempo libre por su cuenta; cambios en la comunicación de pareja, con un mayor desinterés por la cosas en común, y en sus estados anímicos; gastos de dinero injustificados; llamadas o mensajes sospechosos por su actitud o por la hora intempestiva a que se producen…
Existiendo las sospechas, el detective privado comenzará su labor de seguimiento para saber si realmente existe esa infidelidad en la relación de pareja y determinar de qué tipo es: una relación estable; un flirteo ocasional; relaciones continuadas, pero sin estabilidad temporal y emocional en ninguna de ellas. La agencia de investigación entregará entonces un dossier con todas las pruebas que su cliente necesite para tomar las medidas oportunas, ya sea conminar a su pareja a que ponga fin de manera definitiva a su relación o a sus escarceos fuera de la relación o a plantear un divorcio o una separación buscando las condiciones más ventajosas.